Nuestra tarea, desarrollada voluntariamente desde hace más de dos años, tiene aspectos singulares. Por un lado tenemos que abrir puertas para obtener el financiamiento necesario y por otro recorrer Lima y provincias, en busca de necesidades extremas que atender.
De la experiencia vivida, podemos decir que el trabajo se aligera cuando comprobamos el resultado: primero decenas, cientos y ahora miles de caritas que vienen a nuestro recuerdo con grandes sonrisas de alegría.
Y esa misma expresión es la que encontramos en los niños y niñas del Asentamiento Humano Ampliación Oasis, Sector 2, de Villa El Salvador, donde en medio del arenal, viven más de 300 familias, en condiciones verdaderamente deprimentes.